Causa más que curiosidad cuando una mujer muy bella llora, pero yo preferiría seguir con la duda antes de tener que escuchar como se desprenden pedazo por pedazo cada parte de ella que él volvió un rompecabezas. Una creación donde tomaba lo que necesitaba y desperdiciaba todo el resto de raras cualidades que él llamaba defectos.
Se supone que todos debemos ser amados, todos merecemos que unas manos fuertes quiten con paciencia los ladrillos que con dolor fuimos apilando cerca nuestro. Hay libros que duran más que un corazón roto en escribirse, así que tal vez esta sea sólo una historia larga y ella no debería seguir pensando en preparar lindas cenas para sus fantasmas, debería quemar los poemas que él jamás leyó, despintarse los labios, comprar flores, escoger una lápida y seguir adelante. Aunque secretamente tengo miedo de que un día decida no volver a llorar, no volver a tomar riesgos, no volver a sentir. Quisiera que escribiera en su agenda de pendientes importantes, que ningún amor que amerite ser suplicado merece la pena ser llamado amor.
PD: Querida niña, no sé cómo dejaste que te convenciera a pensar que tus raíces son indignas porque no lucen como tus flores.
