Diarios · Storyteller

Todos los hombres de los que me enamoré

Yo soy ese tipo de chica a la que le gusta presumir que solo se ha enamorado una vez y que lo hace porque el sufrimiento también es buen seductor, busco esa excusa para la historia de mujer fatal que te sonríe dulcemente pero con la que te percatas que tal vez no deberías confiar.                                                                                                                                                                     Me lo digo a mi misma muchas veces, esa tontería de que solo me ha pasado una vez, pero de repente me encuentro con cartas a diferentes ocurres en el mundo, tropiezo con textos de nombres disímiles y me vienen a la cabeza rostros completamente distintos, creo que me he mentido mucho, no solo me he enamorado una vez.

Aún se me alegra el alma y mi panza brinca cuando veo el rostro de mi primer beso, su amistad me sigue haciendo feliz, tan feliz como cuando era una niña ingenua que pensaba que el amor era brisa fresca que nunca se volvía tormenta.

Después de él llego mi amor más largo, el que se volvió un hermano, por él más que por nadie ahora entiendo que amar es nunca sentir vergüenza de mostrarte tal cual eres. De que el amor no es desnudarte, es ayudarle al otro a desnudarse viéndote a la cara. Por el entendí también, que es mentira que reparar desgasta, que no hay amores perfectos, hay personas que no se dan por vencidas.

Siguiendo, hubo un flaco muy cómico que jamás me tocó, la piel digo, porque el alma me la remarcó con marcadores de colores.  Me enseñó, con palabras, que una mujer es la más guapa de esta tierra cuando se siente deseada. No tengo idea de si sus labios y los míos se hubieran llevado bien, pero nuestras infinitas pícaras conversaciones me hacen pensar que los amores platónicos, no deben de ser corruptibles sino en la imaginación.  Por el creo que tengo un alma vieja, estoy segura que esa sonrisa yo me la bebí antes, en otra vida. También reconocí el sarcasmo, la inteligencia y la frialdad extrema con la que se alejó, como les digo, de otra vida.

Soy esa chica que escribe cartas, que le escribió una carta al amor de la vida del amor de su vida, para convencerla que él era el correcto, porque dos personas no pueden estar equivocadas en una idea tan delicada. Ahora ese hombre camina con una mujer nueva, porque a veces las cartas, aunque me pese mucho, no sirven de nada. Esa mujer tiene de mi un cariño que me sale de las entrañas, por tener el lugar que yo no tuve y llenarlo perfectamente, aunque aquí sincerándome, yo jamás podría vivir a la sombra de alguien más. Soy amiga de este hombre que sin desearlo me rompió tanto que no me quedo más remedio que coger mis cenizas y volver  a armarme. Le estoy tan agradecida por enseñarme que soy capaz de amar de  manera sobre humana, esa manera donde solo te interesa verlo feliz que me siento contenta de saberlo enamorado con una chica preciosa.  Los canales de Amsterdam se llenaban con mis lágrimas mientras escuchaban que yo nunca me había enamorado antes de conocerlos, planeo decirles que me equivoqué la próxima vez que vuelva a verlos. Les diré que me enamore muchas veces, todas las veces que ahora les estoy narrando, pero que sin sufrimiento decadente, por estúpida no les llamaba amor.

La lista no es tan larga, pero uno de mis favoritos lleva el nombre de uno de mis escritores predilectos, a él amarlo fue fácil porque comparte con el escritor que le vino el nombre, una sensibilidad divina. Pude verlo vulnerable más de una vez y lo arroje a lugares donde yo no tenía cabida penetrar; he visto el miedo y la tristeza pasar por su rostro, creo que  por eso si bien sigo en su vida, tiene alto cuidado de no acercarse tanto.   Una vez en una carta que este destinatario jamás leyó, escribí lo mucho que me encantaría verlo cruzando los puentes a los que tanto teme, él y la mayoría de las personas que conozco. Puentes obscuros que dicen las buenas lenguas se vuelven hermosos cuando los cruzas, escribí que me encantaría verlo hacerlo, pero creo que sin darme mucha cuenta, yo vengo pisando esos puentes, he empezado no solo a amar pacifica y dulcemente, sino a aceptar que mis ganas de dar amor son mucho más fuertes que mi necesidad de recibirlo.  No tengo idea si algún día llegaré a la orilla de esos acueductos, o de si alguna mano me acompañará en el camino, por lo pronto veo luz, luz multicolor como la que me he acostumbrado a regalar y algo me dice que viene conmigo, no esperándome del otro lado como siempre creí.

He flechado hombres en balcones mientras pretendo estar escribiendo y besando una taza de café o haciendo malabares en poses de yoga para llamar su atención, soy una experta en ser protagonista en las calles, así, coqueteando con bastante alevosía.            En una ocasión conseguí que me curaran las entrañas un par de ojos azules y acento británico, cuando yo no tenía ni puta idea de cómo volvería a sentir. Me ayudo su paciencia cuando yo como un animal herido no me dejaba tocar, me ayudaron esas rebanadas  gigantes que se hacían pequeñas de pastel de chocolate a lado de los mares y bajo el cielo de Irlanda. Fue un ángel, y aún recibo videos de sus manos acariciando un piano. A diferencia de la mayoría de los hombres en esta lista, el no provoco ninguna lagrima, su misión era poner curitas sin dejar una sola herida mas en pago por adelantado.

El último hombre de esta lista ha sido, es, y tal vez seguirá siendo mi talón de Aquiles,  constantemente me muerdo un labio de satisfacción cuando recuerdo como se ruborizaba cuando lo abrazaba por sorpresa, las pecas en su espalda y pecho han sido mi galaxia favorita y la química en todos los sentidos era demasiada para ser verdad, la sensación de saber que muy pocas veces en la vida estas enredada en unas sabanas con los brazos correctos.  “Con nadie”, se me escapo susurrarle una noche, con nadie, y entiéndanse que entendió.  Conversaciones que me mojaban de tanta aguda conexión; mi locura y sus miedos egoístas, mi romanticismo efímero y sus medidas de precaución. Si nos besábamos en una ventana cuidarnos hasta de la luna, que ni ella fuera testigo de que él,  rindiéndose al sentimiento, estaría indefenso. Todo pasaba mientras la luna le gritaba que brillaba, que brillaba para nosotros, pero ni ella ni yo estábamos para regalar luz. Todo fueron palabras, cartas, que tal vez exceptuando la presente, el jamás leerá.  Palabras, por que a los dos nos atraen tremendamente, pero que como ya les mencione a veces no sirven de mucho. Volví a ser su amiga, después de haber pasado por sus ganas y su rechazo, creo que por algún lado debe estar escrito que tal cosa es antinatural, pero bien escribiré que hace falta ser muy valiente para amarrarte las entrañas, olvidar el desamor y preservar la amistad. Es verdad amarga que el amor muta y yo he decidido no volver a probar su olor si eso vale el poder tenerlo cerca. Dicen que somos de quien nos deja libre y decidimos quedarnos. Él dice que somos de quien jamás se rinde con nosotros. Creo que yo a su manera y a la mía aún le soy.

He sido mujer de amores largos, algunos de ellos aunque su presencia fue fulminante, el sentimiento me rondo largamente, es por eso que ahora tú, curioso, lees sobre ellos en estas letras. Todos estos hombres han dejado estragos, la mayoría me han hecho sentir calambres en el lado derecho del pecho, inseguridades y de un par de  muchos: ¿Qué me falta para que te quedes? Ahora, Si pienso en los hombres de los que me enamore me atrevo a pensar que lo único que tienen en común, es que con todos fui yo, o una diferente versión de mi, pero real, yo. 

Hoy, soy las roturas y remiendos que me hecho después de enamorarme, hoy, mi corazón y la razón pueden dormir tranquilos en la misma cama todas las noches. Hoy de nada me arrepiento en el tema, entendí que el amor cambia de formas y que persiste, por lo menos conmigo que soy de las que  tardan media vida en olvidar porque se niega a dejar de creer en los para siempre. 

PS: No importa la cantidad de veces que mi corazón se ha roto, soy una tonta romántica que como se podrán dar cuenta, sigo tomando inspiración de chick flicks para nombrar mis textos. 

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