Hay un hombre por el que bailarías desnuda, despacio y en ritmo para hipnotizarlo, o torpe y ridículamente solo para hacerlo sonreír.
Siempre hay un hombre por el que madrugarías todos los días a preparar el desayuno y dejarle claro justo al comenzar la mañana, que tú eres su lugar seguro.
Un hombre por el que te mudarías al otro lado del mundo, por el que dejarías la familia, los logros, el apoyo moral de los amigos y hasta un par de sueños.
Hay un hombre por el que haces las más increíbles tonterías, como nadar en una alberca de pelotas o brincar sin ropa en una piscina en pleno invierno. Todo y más para cambiar su inseguridad.
El hombre al que no importa las cosas que harías porque todo siempre le parecerá poco.
Lo olvidamos a menudo; los grandes sacrificios no son garantía de grandes amores.
Hay otro hombre, sin embargo, al que permites que te lleve el café a la cama, al que dejas que te cuide, que te bese la frente y te llame bonita al terminar cada oración.
Un hombre que jamas pedirá de ti un sacrificio, pero te amará más y no se sentirá merecedor el día que tú corazón ceda y decidas hacer por él.
Un sujeto justo y noble en medida de lo que eres tú. Un hombre por el que no tendrás que elegir entre quererte tú o quererlo a él.
Ahora imagína esto; un hombre que no se irá a ningún lado. No sin ti.
En la vida hay quien viene a enseñarnos como amar y quien viene a amarnos.
Y si has pensando que esta última descripción es algo difícil, lee bien las siguientes palabras de otra atea; Se pueden tener las dos cosas en un mismo hombre, amar y ser amados.
Si viviste magia al sentirte enamorada cuando no fuiste correspondida, no sabes la magia de ser la mujer de la primera estrofa y tener a tu lado a un hombre como el de la segunda.
PS: Imagínate recuperarte de un mal amor, de un amor promedio cualquiera y encontrar un amor como el que mereces. Te lo dejo a ti lector, este narrador aún lo sigue considerando.
