Nunca en una década en diez inviernos me invitó un café, hablo de invitarme un café por voluntad propia, exceptuando que le gusta tomar carajillos después de alguna comida, o me da por pedirle lattes para que no llegue conmigo a casa con las manos vacías. Pero ahora hablo de la simple y majestuosa proposición que nace de la nada para citarnos como una pareja que apenas va a contarse sus primeros secretos, que citan el café como excusa para el calor que buscan uno del otro y pronosticar si van a poder compartir un bagel en el futuro.
Y aquí estamos después de tanto tiempo, de muchos rounds y muchas metidas de pata, aquí estamos desempolvando eso que creímos esconder bien atrás en nuestra cabeza y que parecía mejor idea seguir ignorando. Mala idea, no hay nada peor y más complicado de borrar que una mala costumbre, y él era de mis malas costumbres mi preferida.
Me mira como tratando de leer mi siguiente paso, y yo lo acorraló con una sonrisa tierna y cínica. Ambos vacilando puedo apostar si la secuela tendrá parte 1001. Cuando el azúcar se sube la plática se acalora, se asoma algún reclamo y llegamos al clímax del episodio, ¿a dónde vamos? ¿Qué hacen nuestros codos tan unidos en el mismo sillón? Me reclame pensando en voz alta qué hacía ahí, horas antes alguien se había tomado la molestia de recordarme que yo había encontrado sin él lo que creía querer de la vida.
¿Qué hago aquí creyendo que esta vez no nos haremos el mismo daño? Le susurre mientras jugaba con su pelo y mi mano temblaba. Bebió su último trago de chocolate (¿mencione que la cafeína es uno de los pocos vicios que evita?) volteó su grande y graciosa taza y me enseñó el fondo. La palabra AMOR estaba escrita en letras rojas con una tipografía ridícula y navideña. Yo no creo en las coincidencias así que está de sobra decir que no contaré el desenlace para no delatar lo vulnerable que somos el uno del otro, lo dejaré a un final alterno.
Estoy encerrada en el baño escribiendo porque no quiero olvidar un segundo, quiero eternizar esta tarde, como se eternizan todas las primeras emociones.

Ps: He leído que pasamos toda nuestra vida reescribiendo el primer poema que amamos, ¿dime que se siente ser el poema favorito de alguien?

«Ps: He leído que pasamos toda nuestra vida reescribiendo el primer poema que amamos, ¿dime que se siente ser el poema favorito de alguien?» 🙌🏼👌🏼
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