Hace un año de mi último escape, algún sujeto amigo mío tuvo la idea de plantearme una duda existencial, este agradable tipo sintió curiosidad de saber que se sentía vivir así, sin rumbo, así gitana me nombró, de aquí para allá. Y pasó algo extrañísimo que me ha pasado contaditas ocasiones; me quedé sin palabras. Hice como pude lo que una gitana haría: mentí y contesté lo menos certero que atiné, le dije que me he ido tantas veces que tal vez olvide el objetivo.
Ahora que tengo una idea más clara de la respuesta me antojé de redimir mi falta, sí me lo preguntaran otra vez mientras estoy acá, sentada en el balcón de un tercer piso en un pintoresco puerto del mediterráneo, empezaría contestando que viajar siempre es algo deseable para el que está estático, pero viajar de verdad sin boleto de regreso certero, da mucho frio. Al principio el sentimiento de anonimato ligado a poder ser quien tú quieras es excitante, pero como todas las emociones fuertes, pasa rápido. Amarrarte a otras calles a otra horario y a otra gente por un tiempo, es un tipo de dolor gustoso. Es morirte de miedo en ocasiones y perderte en avenidas lluviosas con conversaciones que te suenan a ruido, es no dormir en tu cama, es un modo intenso de volverse tolerante, de tirar por los caminos los prejuicios que cargas para dejarle lugar en tu bagaje a nuevas ideas. Viajar es una montaña de cosas que me aterran o aterraban, así que un día metí mis demonios en una maleta y termine aquí sentada, escribiendo la respuesta.
Me convertí en una adicta a los nuevos comienzos, a coleccionar historias, a tener que repetir mi nombre o a que nadie lo pregunte porque no les interesa. Todo suena re lindo pero no ser sedentaria le juraría que también cobra sus facturas. Vivo con mis términos pero en secreto envidio a veces la vida de mi amiga la doctora, o la ama de casa o la que ya tiene una cuenta en el banco para su primer departamento, no soy precisamente una chiquilla y gasto mis ahorros en cualquier parte del planeta que me haga guiños, pero tendría que ser más honesta, secretamente imagino el anillo en su dedo, ese que se que no merezco porque no estoy lista para sostenerlo.
No voy a tener pena de mí, porque una anda por ahí del tingo al tango tratando de escribir un par de letras, tocando el alma de los lugares que visita esperando que con suerte marquen la suya y al mismo tiempo, perdiéndose las bodas y bautizos, el cumpleaños ochenta de la abuela, el dia de la madre y todas esas celebraciones que te dejan abrazar a los que quieres. Es el modo que he elegido, con el único que funcionó hasta ahora. Con cada letra me pongo un poco más sincera así que escribiré un secreto, si mi amigo volviera a preguntar le diría que tal vez la gitana que conoció está perdiendo su magia, que tal vez quiere cambiarse por la chica del banco, que quiere escoger como ella los cojines y persianas, que desea una cocina blanca y de vez en cuando aburrirse para pedir con toda su alma vacaciones.
PS: En mi defensa es una herencia eso de no tener dirección fija, born and raised es una expresión que no puedo darme el lujo de usar, nací, crecí y bombeo sangre de distintos lugares.

me hiciste llorar como bebé
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